Nicolás Ramírez: El árbitro que divide pasiones en el Superclásico
Nicolás Ramírez ha sido designado para dirigir el próximo Superclásico entre Boca y River, marcando su tercera vez al frente del encuentro más importante del fútbol argentino. Esta designación no ha estado exenta de controversia, especialmente entre los hinchas de Boca, quienes recuerdan con frustración decisiones arbitrales previas que consideran perjudiciales.
Con 38 años y una sólida trayectoria que lo ha llevado a la lista FIFA en 2023, Ramírez se destaca por su presencia en el campo, rigor técnico y serenidad. Su pasado como futbolista en el Club Agustín Álvarez le proporciona una comprensión profunda del juego, complementada por su formación como profesor de Educación Física y su experiencia laboral en una obra social, lo que le otorga una perspectiva humana poco común en el arbitraje.
¿Por qué Boca desconfía de Ramírez?
La principal queja de Boca se remonta al Superclásico de 2024 en La Bombonera, donde River se llevó la victoria por 1-0. En ese partido, Ramírez anuló un gol de Milton Giménez en los últimos minutos, tras una revisión en el VAR, por una supuesta mano del delantero. Además, los jugadores e hinchas de Boca reclamaron un posible penal de Armani sobre Giménez en la misma jugada. La decisión generó una gran polémica y dejó una sensación de injusticia en el equipo Xeneize.
Además, en el último Superclásico disputado en el Monumental, desde Boca se quejaron por la rapidez con la que Ramírez mostró tarjetas amarillas a sus jugadores durante el primer tiempo, lo que condicionó su desempeño en el resto del partido.
El perfil de Ramírez: rigor técnico y control emocional
A pesar de las críticas, Nicolás Ramírez es considerado uno de los mejores árbitros del fútbol argentino. Su altura (1,88 metros) le da presencia en el campo, pero su mayor fortaleza reside en su control emocional y su capacidad para leer el juego. Busca impartir justicia con coherencia y equilibrio, evitando el protagonismo innecesario.
En el Superclásico de 2024, demostró su carácter al anular correctamente el gol de Boca tras la revisión en el VAR, una decisión que, aunque debatida, fue técnicamente impecable. En ese encuentro, mostró siete tarjetas amarillas, reafirmando su estilo de controlar el juego desde la disciplina, sin dejarse llevar por la pasión.
¿Podrá Nicolás Ramírez dejar atrás las controversias y dirigir un Superclásico sin polémicas? El tiempo dirá. Lo cierto es que su designación ha generado una gran expectativa y ha añadido un condimento extra al partido más importante del fútbol argentino.