Djokovic desafía la edad y la adversidad en Wimbledon

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Novak Djokovic demostró una vez más por qué es uno de los más grandes tenistas de todos los tiempos al vencer a Alex de Minaur en los octavos de final de Wimbledon. El partido, que tuvo lugar en la icónica Catedral del tenis, fue un verdadero testamento de la fortaleza física y mental del serbio.

Un comienzo difícil y una remontada épica

El encuentro no comenzó de la mejor manera para Djokovic, quien cedió el primer set por un contundente 1-6. De Minaur, 12 años menor que el serbio, mostró un juego agresivo y preciso que puso en aprietos al campeón defensor. El público, expectante, observó cómo Djokovic parecía tambalearse, mostrando signos de agotamiento y una movilidad inusualmente lenta.

Sin embargo, Djokovic no se rindió. Recurrió a su vasta experiencia y a una disciplina mental forjada durante años en la élite del tenis. Entre sets, se le vio sin camiseta, jadeando y con los ojos cerrados, aplicando técnicas de respiración y estiramientos para recuperar energías.

La técnica de respiración: clave para la victoria

Según el propio Djokovic, la técnica de respiración fue fundamental para su remontada. "Probablemente sea la primera vez que me ve y gano el partido. Los dos últimos los perdí. Es bueno romper la maldición", exclamó tras la victoria. Si bien parece simple, la técnica requiere concentración y control para ser efectiva.

La presencia de Federer añade un toque especial

La presencia de Roger Federer en el palco real añadió una dimensión especial al partido. El suizo, leyenda del tenis y ocho veces campeón de Wimbledon, observó el duelo con gesto impasible. "Obviamente es genial tener a Roger aquí. Es un gran campeón, alguien a quien admiré y respeté mucho. Compartimos el escenario durante años y es bueno tenerlo de vuelta en su torneo más exitoso y favorito, sin duda", comentó Djokovic sobre la presencia de Federer.

Con esta victoria, Djokovic se acerca a igualar el récord de ocho títulos en Wimbledon. Su resiliencia y capacidad de superación lo convierten en un rival temible para cualquier oponente.

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