En medio de la saturación de contenido en streaming y la situación actual del cine argentino, el estreno de "27 noches" destaca. Dirigida y protagonizada por Daniel Hendler, junto a Marilú Marini, esta comedia agridulce se basa en la historia real de la artista plástica Natalia Kohen, narrada en el libro de Natalia Zito.
La película plantea interrogantes sobre la vida en la vejez, cuando se llega a ser "adultos mayores". Marilú Marini, con su experiencia en la vanguardia artística, aporta una visión sobre la libertad en esta etapa de la vida.
El Inicio del Conflicto en "27 Noches"
La historia comienza con la señora Hoffman (Marini) siendo internada en un psiquiátrico. Sus hijas, temiendo su deterioro mental y preocupadas por su fortuna, buscan declararla legalmente insana. La señora Hoffman, una figura del mundo artístico y mecenas, posee una considerable fortuna. El conflicto central gira en torno a quién recibirá ese dinero, desencadenando la acción con la llegada de un perito (Hendler) encargado de dictaminar si la mujer está en pleno uso de sus facultades mentales. La relación entre estos dos personajes es el núcleo de la película.
Inspiración en la Vida Real de Natalia Kohen
La película se inspira en la vida de la artista plástica Natalia Kohen, quien en 2006 fue internada por sus hijas y luego luchó contra ese diagnóstico en la justicia. China Zorrilla incluso le propuso interpretar su papel si su historia se filmaba.
"27 noches" explora la complejidad de las relaciones familiares y los desafíos que enfrentan las personas mayores en la sociedad actual. La película, ya presentada en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, promete generar debate y reflexión sobre estos temas cruciales.
En una entrevista en 2006, Kohen relató: "Mi hija mayor decía que otra gente me quería estafar. Y entonces me enteré de que toda la fortuna estaba a nombre de ella, algo de lo que yo no sabía. Después de eso me empezaron a decir que me encontraban cambiada y querían que viera a algunos médicos."
La película también aborda el deseo de Kohen de invertir parte de su dinero en un proyecto cultural en el Paseo de la Infanta, junto al arquitecto Clorindo Testa y el artista plástico Edgardo Giménez.