El mundo del streaming, específicamente la plataforma Twitch, se encuentra en el ojo de la tormenta debido a la controversia generada por el influencer Hasan Piker, conocido como Hasanabi. Piker, con una considerable base de seguidores (aproximadamente 2.9 millones), ha sido duramente criticado por comentarios considerados antisemitas y por minimizar las agresiones sexuales ocurridas el 7 de octubre.
Acusaciones de antisemitismo y minimización de la violencia
Piker ha sido acusado de realizar comentarios antisemitas, incluyendo descripciones despectivas hacia judíos ortodoxos. Además, generó indignación al minimizar las agresiones sexuales perpetradas el 7 de octubre, afirmando que incluso si estas hubieran ocurrido, no cambiaría su perspectiva.
Estas declaraciones provocaron una fuerte reacción por parte de figuras como la abogada feminista Gloria Allred, quien criticó a la revista The New Yorker por invitar a Piker a participar en un evento, argumentando que no se deben proporcionar plataformas a personas que normalizan la idea de que la violación no importa.
Repercusiones y críticas a The New Yorker
La decisión de The New Yorker de invitar a Hasan Piker a un evento ha desatado una ola de críticas. Se le acusa a la revista de dar cabida a un individuo con un historial de declaraciones problemáticas, incluyendo la afirmación de que Estados Unidos "merecía" el 11 de septiembre y acusaciones de "genocidio" por parte de Israel en su conflicto con Hamas. La Liga Antidifamación (ADL) emitió un comunicado condenando la plataforma dada a Piker, argumentando que normaliza el antisemitismo y el anti-sionismo.
Twitch y las políticas de contenido
Twitch, propiedad de Amazon, ha enfrentado presiones para moderar el contenido de sus streamers. Piker ya ha sido suspendido temporalmente de la plataforma en el pasado por comentarios controvertidos. Este caso plantea interrogantes sobre la responsabilidad de las plataformas de streaming en la gestión del discurso de odio y la desinformación.
El debate sobre la libertad de expresión y los límites del discurso en plataformas como Twitch continúa. La controversia en torno a Hasan Piker destaca la necesidad de un diálogo continuo sobre cómo equilibrar la libertad de expresión con la responsabilidad de prevenir la propagación del odio y la desinformación en línea.
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